El poder de una decisión

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Y sí, Él dejó TODO al ver nuestra necesidad de salvación (lee la publicación: Tú NO te puedes salvar!) cuando digo «todo» es completamente TODO!
Al tomar ese paso, conscientemente se dirigió hacia un camino poco querido, inevitable.. es decir, una vez estando allí no habría marcha atrás. Él escogió el sufrimiento, pero no como una prueba dolorosa, no como un martirio.. sino pensando en ti y en mí, amándonos, amando nuestras almas, amando nuestras vidas, soñando con nosotros. Así dio el paso, haciéndose hombre, caminando entre los hombres siendo Dios.

Te pido que abras tu corazón al leer estas palabras, deseo que el Espíritu del Dios vivo venga y hable a tu corazón.
Jesús sabía lo que iba a suceder allí, cada ofensa, cada mirada de odio, cada castigo.. todo estaba en Su mente cuando escogió venir por nosotros.

¿Y qué clase de hombre iría directo a la muerte? Aquel hombre que ama verdaderamente, aquel hombre que comprende que su amada sin Él, moriría eternamente.

Ni el sufrimiento más doloroso, ni la acusación más cruel habrían sido capaces de mover su determinación.
Bofetadas múltiples, malos tratos, corona de espinas en su cabeza, flagelaciones, latigazos, y más.. ¿Qué podría apartarle de su decisión? NADA.

Y durante 33 años caminó entre nosotros conociendo Su misión. Aceptando el poder de una decisión: Su muerte en la cruz, por ti y por mí.

Quisiera agregar tan solo algo más: Personalmente no logro asimilar la profundidad de este acto, ya en su esencia me parece sobrenatural.. sobrenatural porque jamás habría soñado con un amor así..
Y al enfrentarme a esta clase de amor, solo puedo responder de una manera: Caigo de rodillas ante la Cruz, ante Su amor, ante cada señal y decisión que tomó por mí, pensando en mi bienestar. En lo que dependa de mí, no quiero dejar pasar un día sin darle gracias, infinitas y sinceras GRACIAS por morir por mí, y darme vida a través de Su muerte.

El poder de una decisión.. El poder de Su decisión cambió mi eternidad!

«Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido acercados por la sangre de Cristo. Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad. Y vino y anunció paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca; porque por medio de Él los unos y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu»
(Efesios 2: 13-18)

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