Bajo la promesa!

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«.. Su padre y yo nos vamos a divorciar, dijo ella. No recuerdo el resto de las palabras. No importaban. Mi mundo se desmoronó y se hizo polvo, evaporándose al instante. Corrimos hacia mamá, llorando y abrazando sus piernas. Mi padre decepcionado de que sus hijos fueran primero hacia su esposa, se echó a llorar y salió corriendo de la casa, la primera vez que lo había visto llorar. Corrí a la ventana y lo vi entrar a su coche y marcharse. Mi alma se llenó de angustia al ver llorar a mi héroe. Este no era como cualquier otro día, ni ningún otro día sería igual. El sol se opacó sobre mi vida y nunca brilló con tanto resplandor como antes..»

(Extracto del libro: La batalla de cada hombre joven)

Cuando leí esta parte del libro me dolió profundamente imaginar la situación y hacerla mía.. pensar en cómo me sentiría yo si mi familia se hubiese desarmado..
En cierta ocasión Billy Graham dijo:
«..Nuestros hogares han sufrido… Cuando la moral de la sociedad está al revés, la familia es la primera que sufre. El hogar es la unidad básica de la sociedad y una nación sólo es tan fuerte como lo sean sus hogares..»

¿Y si hemos perdido el interés por la familia? ¿Y si a los próximos padres y madres de la nueva generación no les importa constituir familias sólidas e invaluables? ¿Y si tú no sabes por qué quieres casarte, formar una familia, tener hijos e hijas?

Es importante tomar un tiempo de reflexión del por qué hacemos lo que hacemos y por qué queremos lo que queremos. Jesús nos aconseja con las siguientes palabras:

«Sin embargo, no comiences sin calcular el costo. Pues, ¿quién comenzaría a construir un edificio sin primero calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo? De no ser así, tal vez termines sólo los cimientos antes de quedarte sin dinero, y entonces todos se reirán de ti. Dirán: “¡Ahí está el que comenzó un edificio y no pudo terminarlo!”. ¿O qué rey entraría en guerra con otro rey sin primero sentarse con sus consejeros para evaluar si su ejército de diez mil puede vencer a los veinte mil soldados que marchan contra él?»
(Lucas 14:28-31)

Así que reflexionando…
Quiero formar un matrimonio no tan solo por una necesidad personal, sino porque quiero formar un ministerio con aquel hombre idóneo, con quien he de establecer bases sólidas e incorruptibles en Dios para cimentar los principios de mis hijos e influir en una generación con la Palabra de Dios y con Su misión.
Quiero tener hijos para traspasarles todas las bendiciones y misericordias que Dios ha tenido conmigo, para inculcarles cuan hermoso es vivir en función de Dios, con un corazón ardiendo por Sus sueños. Quiero verles reír, jugar con ellos, cuidarlos, llevarlos a Dios para que Él sane sus heridas internas, conducirlos a la restauración. Quiero cantar, adorar cada noche en familia..
Quiero mirarlos y saber que han sido benditos por medio de Él en nosotros (mi esposo y yo)
Quiero un hogar, un pedacito de cielo acá en la tierra.
Mi propio hogar viviendo bajo la promesa de Dios.

Te motivo a pensar en tu familia si ya la tienes y buscar la forma de estar más y más cerca de Dios para que Él sea la Roca inamovible.
Y si aún no la has constituido como en mi caso, ora a Dios por tu futura familia, y reclama en fe el vivir bajo la promesa de Dios que te ha concedido al ser llamado Su hijo/a.

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