Olas
Miré a mi alrededor.. ¿En qué momento este dejó de ser mi hogar?
¿Cuando comencé a pisar tierra extraña?
Quería gritar pidiendo ayuda, pero la voz no salía.. no fui capaz de emitir una expresión útil o inútil.
Me voltee mirando a quienes me habían dicho frases como: «Cuenta siempre conmigo..» «Cualquier cosa que necesites, aquí estaré..» «Para eso estamos..»
Curiosamente mis ojos se habían empañado, porque no los vi por ninguna parte..
Así que elevé mis ojos hacia el Cielo, sin poder decir nada..
Las lágrimas estallaron a borbotones, con Él no podía mantenerme impávida, Él me había formado… me conocía a la perfección.
Hice una oración en silencio, que solo el Espíritu Santo logró descifrar.
Una melodía añeja oía a los lejos diciendo:
«Una cosa que sé que he encontrado
A través de todos los problemas que me rodean
Tú eres la Roca que nunca falla, nunca fallas…»
Caí de rodillas, las olas se hicieron más gigantes.. Ya no podía pensar en escapar de ahí
Pensé en claudicar, en retirarme de las filas para dejar que otros «mejores que yo» tomasen mi lugar.
Y la canción continuaba:
«Tú nunca cambias, sigues siendo el mismo, Tú eres el Dios eterno
Tú seguirás siendo después de que el día se haya ido
y las cosas de la tierra hayan pasado
Eterno Dios..»
Mis oídos fueron abiertos, pero aún más mis ojos.
A lo lejos lo vi. Él venía en mi rescate. Caminando sobre el mar, sobre esas tremendas olas que me mantenían tan atemorizada.
Venía con Su mirada impenetrable, inquebrantable. Él me veía a mí.
Esta pequeña criatura, indefensa, susceptible, humana.
Me miraba con amor, de ese que solo descubres cuando le conoces a Él.
Llegó hasta donde yo me encontraba. Me tomó en Sus brazos y me dijo dulcemente:
«Soy Yo, no tengas miedo»
Ahí supe lo que significaba un amigo, un fiel amigo.
Ahí entendí que Tú mereces mi fe. Que Tu mereces mi admiración. Eres el Eterno. El que era, el que es, y el que será.
Y cuando miré a mi alrededor, ya no habían olas, solo la historia vivida entre Él y yo.
Ahora en mi hogar, en tierra conocida. Con Jesús, mi Fiel amigo.
Y cada vez que vuelva a ver olas levantándose esperaré pacientemente, mirando el horizonte..
la llegada de Él.. del eterno Dios.