Antes de la caída

Por  |  0 Comentarios

«Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan…»
(Salmo 139:23)

No sé con seguridad qué es lo que David estaba viviendo en el momento en el que escribió estas palabras.. Comienza el Salmo 139 haciendo una descripción por medio de la fe, de que es lo que Dios conoce de su vida. Al punto de maravillarse en el versículo 6 al decir:

«Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!»

Pero de forma especial en este pasaje él, David.. pide ser examinado por Dios.. ¿Te das cuenta? Él necesita ser examinado por Dios, necesita que Dios venga con Su mirada penetrante y pruebe, conozca, escudriñe los rincones más profundos de su corazón, sus pensamientos, aquellas cosas que le inquietan. David descubre una profunda necesidad de Dios.

En cierta ocasión Jesús mientras disfrutaba los últimos momentos de Su ministerio con sus amados discípulos, habla con Pedro, uno de ellos.. y le dice lo siguiente:

«Simón, Simón, Satanás ha pedido zarandear a cada uno de ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado en oración por ti, Simón, para que tu fe no falle, de modo que cuando te arrepientas y vuelvas a mí fortalezcas a tus hermanos»
(Lucas 22:31,32)

¡Este pasaje es tremendo!
Cuando lo leí hoy en la tarde, todo mi mundo se detuvo por un momento y quedé sin palabras…

Sí, el Señor en Su soberanía sabía lo que iba a suceder con Pedro, esa no es precisamente una novedad para quienes hemos leído la Biblia o hemos estudiado la historia de Jesús.
Lo impactante aquí es la oración que Jesús hace de antemano por su amado amigo Pedro.

Entonces, me pregunto ¿aquello que Dios ha de descubrir en mi corazón, en tu corazón y que descubrió en los corazones de David y Pedro se tornarán en razones para una oración de Su parte para que nuestra fe no falle en medio de la situación que estemos viviendo o vayamos a vivir?

Sentir el respaldo, el amor, el abrazo del Señor en medio del dolor, el temor, las situaciones desconcertantes de la vida es fantástico.. pero saber que Él intercede por nosotros rogando al Padre que nuestra fe no falle es alucinante!

Mi querido lector/a: Deposita todas tus cargas al Señor, confíale tu vida, cree en Sus promesas, póstrate a Sus pies, descansa en Su soberanía sobre ti y sobre lo que estás viviendo o vivirás.
Que el Consolador venga a consolarte. Que Su amor venga a embargar cada rincón de tu interior. Que Su Presencia sacie tu vida. Que tu dependencia con Dios sea estrechada. Y que en medio de todo esto, tu victoria sea adorarle. Que Su paz sea tu melodía.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *