Gungor – We Will Run [Correremos Hacia Ti]
Recuerdo que de niño mi madre influencio mucho en mis lecturas bíblicas, ella me hacia sentar al borde de la cama y luego de meditar en una porción bíblica, orábamos… no recuerdo precisamente la edad que tenia, quizás entre los 4 a 6 años habrá sido, pero si tengo en mente que esos momentos compartidos fueron muy especiales para mí.
A medida que fui creciendo, ella fue sugiriéndome cosas por hacer, libros por leer, caminos por tomar o también caminos por dejar. Ella pudo marcar los primeros pasos y con el correr de los años ha tratado de mantener una línea por la cual debía conducirme.
Recuerdo que al momento de bautizarme me sugirió que siempre tenga presente un capitulo en la Biblia, ese es el Salmos 51, y casi como una alarma en mi celular, cada vez que hay santa cena, ese capítulo entero no deja de dar vueltas por mi cabeza.
¿Será por lo que instruyo mi madre o será por la historia en sí? Aún no lo sé… pero si sé que no puedo parar de pensar en ese momento en que David se quiebra delante de la presencia de Jehová por haber hecho lo malo.
Pero ¿qué ha pasado?, para que el rey de una nación, como Israel, llegue a postrarse, a pedir perdón, a humillarse y decir estas palabras «Ten piedad de mí, oh Dios… Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mí pecado… Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí… Vuélveme el gozo de tu salvación…»
Si uno sigue la historia de cerca, sabrá que David acaba de cometer adulterio con la mujer de unos de sus soldados que estaba en batalla. Pero el relato no sé detiene en ese hecho sino que continua. David no tan solo disfruto una noche de pasión desenfrenada, sino que al enterarse de que ha dejado embarazada a la mujer, debe idear un plan para ocultar su pecado, entonces no tiene mejor idea que pedirle a este soldado que vaya y se acueste con su mujer. Pero al ver que el soldado no quería acceder por un compromiso con su nación y sus compañeros de batalla, el rey se ve obligado a cambiar de estrategia, para que en medio de la guerra, este soldado muera.
Y así fue… la estrategia salió bien, a la perfección… luego él se hace cargo de la mujer de este soldado y nadie se ha enterado que el hijo que esta mujer está esperando, fue concebido en adulterio y es suyo.
Pero al pasar el tiempo un profeta enviado por Dios, confronta directamente al rey contra su contra su pecado, exponiéndolo directamente ante su pueblo.
Por lógica el rey pudo haber puesto alguna excusa, en realidad hoy en día todo rey o presidente hubiera hecho eso. Hasta es más pudo haber ideado otra estrategia para eximirse de su culpabilidad.David era inteligente, había escapado de varias situaciones de riesgo que ponían en peligro su vida… no tan solo era un guerrero que podía matar a un Goliat, sino que también tenía la suficiente capacidad para liderar un escuadrón de combate y la suficiente sabiduría para dirigir a una nación.
Pero este gran David, decide no eludir las palabras de este profeta… y confronta cada una de sus acciones.
David cae de rodillas.
David no para de llorar como un niño.
David tira tierra sobre su cabeza.
David rasgas sus vestiduras.
David se siente en lo más bajo de su vida.
David no soporta más el peso de la carga que hay en su corazón y en su alma.David expone la condición más profunda de su corazón.
Un corazón agrietado, solitario, triste que esta sucumbiendo por el efecto del pecado en su vida, un corazón marcado, angustiado, herido de gravedad, que necesita urgentemente de la misericordia de Dios.Pero ante tal necesidad, David prefiere dejarlo absolutamente todo… deja a un lado el cetro, vestimenta, corona, trono, loores y titulo… para poder reconciliarse con Dios. No le importo nada, tan solamente corrió a los brazos de la misericordia donde fluye el amor más perfecto. Donde la gracia te exime de todo error, lo que antes era ya no es, Dios lo despoja del peso que ha ocasionado el pecado en su vida y nuevamente lo envuelve con sus manos de amor.
Que increíble historia de pasión, no la que tuvo David con Betsabé, sino la que David experimento con Dios. Degusto la gracia y misericordia en su estado más puro.
Quizás nosotros también debamos probar de ella, no un solo vez, no un día al año porque estas fiestas se aproximan, ni mucho menos una vez al mes por cada santa cena que tengamos, sino todos los días de nuestra vida. Que podamos experimentar su renuevo diario. No podemos dejar que el orgullo personal nos niegue la posibilidad de humillar nuestras vidas ante el Padre celestial.
La maldad puede aturdirnos, las tentaciones pueden saturarnos y el pecado puede abundar, pero la gracia de Dios sobreabunda.
En este día, ¿Correrás a los pies de Dios? ¿Correrás a la misericordia diaria? ¿Correrás a los brazos de amor de nuestro Padre? ¿Lo harás?
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Crea en mí un corazón limpio
Para que yo vuelva mi rostro hacia Ti
Enséñanos tus caminos, oh Dios, oh Dios
Porque nos hemos alejado de Ti
Señor ten misericordia
Correremos hacia Ti
Correremos hacia Ti
Aleja nuestro pecado
Nosotros nos volvemos a Ti
Padre sana nuestro mundo y has todo nuevo
Has todo nuevo
Tu amor y misericordia
Construye y nos da forma
Ahora quiébranos y vuelve a crearnos
Señor ten misericordia
Correremos hacia Ti
Correremos hacia Ti
Aleja nuestro pecado
Nosotros nos volvemos a Ti
Padre sana nuestro mundo y has todo nuevo
Has todo nuevo
Correremos hacia Ti
Correremos hacia Ti
Aleja nuestro pecado
Nosotros nos volvemos a Ti
Padre sana nuestro mundo y has todo nuevo
Has todo nuevo
¡Vuélvenos hacia Ti!
¡Vuélvenos hacia Ti!
¡Vuélvenos hacia Ti!
Correremos hacia Ti
Correremos hacia Ti
Aleja nuestro pecado
Nosotros nos volvemos a Ti
Padre sana nuestro mundo y has todo nuevo
Has todo nuevo