Remitente

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Estando en el centro comercial hace unos días atrás observé una situación que me llamó la atención…
Una pequeña niñita de unos 2 años de edad estaba en un coche junto a su madre.
Frente a ella se encontraba un niño de unos 7 años jugando con un globo. Él estaba perdido en su mundo, en donde solo existía él y su globo. Habían muchas personas alrededor, entre ellas me incluía yo. Varios chocaban con el niño mientras él corría detrás de su globo.
Observé a la pequeña niñita quien estaba mirando detenidamente la escena como yo lo hacía, sin embargo lo curioso fue que ella no miraba el globo, sino que sonreía mirando al niño, al ver como se entretenía en su mundo.

Me mantuve contemplando por varios minutos para ver cuando la niña pondría atención al globo, pero jamás lo hizo.. Ella jamás despegó sus ojos de él..

¿Has deseado algo con todas tus fuerzas..? ¿Has pedido que un sueño se realice, que un milagro se haga posible..?
Y ¿qué si un día sucede lo esperado y es concedida tu petición?

Oí la historia de un hombre que se mantuvo orando por muchísimo tiempo por un ascenso laboral, pidió la oración a sus amigos, familiares, Iglesia, todos esperaban y declaraban que vería la bendición realizada en su vida.

Al cabo de un par de meses llegó a su trabajo, luego de un fin de semana, y se sorprendió al ver al jefe regional en una visita inesperada. Al verle fue a recibirlo, él de forma particular le demostró mucha atención al punto que llamó a su secretario diciéndole que apuntara los datos del tan distinguido empleado. Al llegar a casa le contó a su esposa e hijos, muy emocionado ya que sintió que esa especial visita había sido la respuesta tan añorada. Sin pensarlo dos veces, al día siguiente fue a comprarse los mejores y más caros ternos, y atuendos para el ascenso… Habló con su esposa y comenzaron a hacer los trámites del cambio de casa, ya que con este nuevo cargo él debería tener una mejor residencia. Su esposa por su parte, empezó a hacer averiguaciones para el traslado de los hijos a un colegio particular de elite. Ellos estaban muy emocionados y solo esperaban que en dos semanas más se proclamara oficialmente el cambio de cargo.

Los días pasaron lentamente, y finalmente luego de una gran espera, llegó el día lunes en que el jefe regional haría pública su tan anhelada victoria.

La esposa le pidió que al llegar a su trabajo, luego de recibir la noticia debía llamarle para que ella pudiese saber que todo había resultado como se esperaba.
8 am. de la mañana y él ya estaba en la oficina expectante..
9 am…
10 am…
11 am. Y aun no había noticias de él. La esposa permanecía inquieta con sus ojos  puestos fijamente en el celular. Llegó el mediodía… el celular suena al fín:
» (…)  ¿Qué sucedió? ¿Por qué no has llamado antes?- preguntó la mujer
Luego de unos incómodos segundos de silencio, respondió:
El ascenso ha ocurrido. Escogieron a otro colega.»

Casos como estos se repiten a menudo, nos hacemos tantas expectativas y oramos tanto por algo, alguien, por la solución a un conflicto, etc. que ante las primeras señales positivas corremos a divulgarlo, a contemplar el futuro tan esperado. A invertir en el… olvidando agradecer al Dador de las bendiciones.

Enfocando nuestros ojos en el obsequio, en la respuesta, en la bendición.

La niñita de la primera historia, se enfocó en quien debía. En aquel que le proporcionaba la alegría en ese momento, en ese lugar.

No te digo que no te alegres por la llegada de una buena noticia.

Solo te aconsejo que NO olvides al REMITENTE

 «Porque todas las cosas proceden de Él y existen por Él y para Él.

¡A Él sea la gloria por siempre! 

Amén» 

(Romanos 11: 36)

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