Say Goodbye…
¿Te ha sucedido que sientes que tienes atravesado algo en la garganta… la sensación de que hay algo que te incomoda en el interior, y necesitas escupirlo, sacarlo de ti… porque quizás hay algo de vida allí… o aun peor.. hay algo de muerte..?
Caminaba por las calles de Concepción con los audífonos en mis oídos, mientras oía la melodía de la semana… esa que te conquista, que pareciera que te atrapa, y no te suelta por un buen rato. En esta ocasión me había seducido tanto esa canción que creo haber perdido la cuenta. Era todo un deleite, caminaba casi flotando, no había lluvia, ni viento, ni ruídos molestos a mi alrededor que me apartaran de la comodidad en la que me encontraba.
Y en mi paso pasivo, y al rítmo de la melodía, veía rostros por doquier. La mayoría envueltos en un aire de preocupación, abrumados, desconectados de algo o de alguien… en un ambiente grisaceo, deprimente.
Escogí caminar. Eran diez o quizás doce cuadras. No importaba, ese tiempo era mío, era Nuestro… solo Él y yo.
Mientras lo hacía ese «algo» continuaba gritando. No lograba contenerlo más.
Me detuve. Lloré.
Las personas pasaban a mi alrededor como sombras… como estrellas fugaces… por un momento no era la Tierra, no estaba allí más… Entonces mis labios sin poder resistirse elevaron dulces palabras:
«Te amo… Ni yo comprendo cuánto te amo… Necesito de Ti, ya no resisto esperar más tiempo, quiero Tu abrazo, quiero Tu Presencia…
No importa qué exista o deje de existir a mi alrededor.. Ya lo sabes… Tuya Soy! Tómame…»
No dejé de caminar…
Pero por dentro corría… desprendiéndome de todo, dejando que las lágrimas hicieran lo que fuese necesario…
¿De qué me valía la vida, si perdía mi alma…?
¿Que si tenía un día más para respirar.. y no lo invertía en Ti..?
Y mi deseo se transformó en un hambre desenfrenada, agonizante, al borde de perder el juicio…
Entonces miré a mi alrededor, y comprendí que yo no era de aquí, esta no era mi tierra, este no era mi hogar.. aquí no pertenecía…
Y mi alma gritó con toda la ímpetu:
ADIÓS!
Adiós a la desesperanza.
Adiós al sentimiento de fracaso.
Adiós a la incomprensión.
Adiós a las dudas.
Adiós a la tristeza.
Adiós a lo conocido.
Ni siquiera se trataba de despegar los pies de la Tierra… Es que mi ciudadanía no reside aquí… Y aunque las cosas cambien, el tiempo cambie, quienes amo cambien, los sueños cambien, los planes cambien, e incluso yo cambie, Él permanecería intacto, igual que ayer, igual que mañana, ETERNAMENTE recordándome que la Tierra y el Cielo pasarán, pero que cada una de Sus Palabras, que cada confesión de amor, que cada palabra de apoyo permanecerían aun cuando el Mundo se cayera a pedazos…
La esperanza está en quien no falla, en quien permanecerá cuando todo termine…
Corre a DIOS! y dí ADIÓS
Y cuando reaccioné, las lágrimas habían cesado… las cuadras habían sido caminadas, y allá… lejos, quedó la vieja historia..
y.. ¿Él..?
Él continuaba junto a mí.