Sindrome de Piernas Inquietas (La enfermedad del Movimiento)
Afecta al 2,5% de la población y a su calidad de vida. Se manifiesta a través de sensaciones de hormigueo.
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El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) es una enfermedad muchas veces desconocida que afecta al 2,5% de la población y, en casos extremos, su incidencia puede llegar al 15%.
Los especialistas advirtieron que este mal tiene una incidencia tres veces mayor que la epilepsia y cinco veces mayor que el Parkinson, por lo que se la considera una enfermedad en notable crecimiento.
Además, por afectar considerablemente la calidad de vida, la detección de este síndrome y su tratamiento requieren gran importancia.
El SPI se manifiesta a través de sensaciones de hormigueo en piernas, pantorrillas y pies, las cuales comienzan en el estado de reposo, puntualmente al momento de dormir.
La sensación del SPI termina sólo cuando la persona se pone de pie y comienza a caminar nuevamente y, en casos extremos, el hormigueo puede comenzar cuando la persona se encuentra sentada.
Gonzalo Gómez Arévalo, médico neurólogo, jefe de la Unidad de Movimientos Anormales del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, explicó que la sensación de malestar es descripa por los pacientes como el correr de burbujas en las venas o un hormigueo que dificulta dormir, descansar y fundamentalmente, la calidad de vida.
“Ante un cuadro de este tipo, es necesario concurrir al médico especialista para recibir la medicación adecuada”, señaló.
¿Cómo tratarlo?
Gómez Arévalo destacó que una vez identificados los síntomas, un tratamiento clínico es fundamental y puso de relieve la eficacia de un nuevo fármaco, agonista dopaminérgico no ergolínico, a base de ropinirol permite a los pacientes con esta enfermedad, moderada a severa, recuperar prácticamente su patrón de sueño, mejorando calidad y cantidad de sueño, aliviando rápidamente los síntomas con una eficacia sostenida a largo plazo.
Los tratamientos más habitualmente utilizados para esta enfermedad son los denominados agentes dopaminérgicos, los cuales muchas veces son utilizados para la enfermedad de Parkinson.
¿Qué es?
El SPI es un desorden neurológico que produce una necesidad imperiosa de mover las piernas, acompañada de sensaciones desagradables.
Al momento de manifestarse, impacta directamente en el buen descanso y dormir.
A pesar de este molesto síntoma, es la falta de conciliación del sueño lo que más afecta a las personas que lo padecen.
La enfermedad puede producirse por factores primarios o idiopáticos (hereditarios) que afectan a la mayoría de las personas que padecen de SPI y por factores secundarios, asociados a neuropatías, anemias y enfermedad de Parkinson.
En muchos casos, debido a que la enfermedad puede interpretarse erróneamente como un simple estado de ansiedad, al no poder dormir la persona y presentar alteraciones en el humor, la medicación y tratamiento erróneo con antidepresivos, empeora aun más el cuadro.
Se estima que el 80 por ciento de los pacientes con SPI presenta movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño y que el 60 por ciento se despierta 3 o más veces durante la noche, por lo que el sueño promedio de estas personas es de cinco horas diarias.
Los especialistas advirtieron que es habitual que las personas que sufren este cuadro busquen todo tipo de alivios momentáneos para sus síntomas, tales como: mover rápidamente las piernas, caminar, o simplemente darse una ducha de agua fría.
Gómez Arévalo detalló que “la incidencia del SPI es mayor de lo que generalmente se conoce”.
“Se estima que un 2,5 por ciento de la población la padece y, en casos extremos, este número puede ascender a un 15 por ciento. Estas personas, por la particularidad de los síntomas, ven comprometida su calidad de vida”, manifestó el médico.
Los síntomas, a su vez, también pueden aparecer durante el tiempo en que la persona logra dormirse, presentándose a través de descargas periódicas.
Aun así, es importante diferenciar los movimientos de piernas durante la noche, de un diagnóstico de SPI.
Algunos síntomas pueden ser evidencia de un cuadro de SPI, tales como necesidad imperiosa de mover las piernas, alivio momentáneo al moverlas, inicio o empeoramiento de los síntomas durante el período de inactividad o descanso e inicio o empeoramiento de los síntomas durante la tarde o la noche.
En atención primaria, el 10 por ciento de los pacientes que reportan alteraciones de sueño tiene un diagnóstico clínico de SPI.