Te costará TODO!
«.. Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños; pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Y les dijo: ¡Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del Hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios!
Entonces ellos se taparon los oídos con las manos y empezaron a gritar. Se lanzaron sobre él, lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban oró: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
Cayó de rodillas gritando: «¡Señor, no los culpes por este pecado!». Dicho eso, murió.»
(Hechos 7:54-60)
Cuando me siento a pensar en la juventud bíblica, cuando me detengo a pensar en ella, me causa molestia ¿por qué? porque me siento mal… incómodo, porque la Biblia nos muestra que ellos fueron los que más padecieron.
No vemos vidas fáciles, no vemos gloria, fama, no los vemos entregándose a placeres, a vanidades.. si no por el contrario fueron vidas intensas, sufridas, de aprendizaje.
José… vendido
Daniel… esclavo
David… perseguido
Esteban… ¡¡muerto!!
Pablo le dice a Timoteo:
«..Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.»
(2 Timoteo 2:22)
Es decir, sus instrucciones son que no sea común, que no sea como el resto, que sea diferente… porque para ser discípulo de Cristo hay que pagar un precio.
Ese costo es expresado en Mateo 10:32-38:
«Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo; pero al que me niegue aquí en la tierra también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo.
¡No crean que vine a traer paz a la tierra! No vine a traer paz, sino espada.
He venido a poner a un hombre contra su padre, a una hija contra su madre y a una nuera contra su suegra. ¡Sus enemigos estarán dentro de su propia casa!”
Si amas a tu padre o a tu madre más que a mí, no eres digno de ser mío; si amas a tu hijo o a tu hija más que a mí, no eres digno de ser mío. Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser mío.»
En otras palabras: te costará amigos, familia, popularidad… ¡¡Te costará todo!!
¡¡TE COSTARÁ TODO!!
¿Y como no pensarlo? el diablo está contra nosotros, el mundo también, incluso nuestra propia carne ¿por que iba a ser tan fácil?
Piensa en lo siguiente:
¿Seguirías siendo cristiano incluso si no hubiera nadie mas contigo, incluso si fueras el último en esta tierra?
Jesús no está jugando, Él no volverá como cordero, dócil, en silencio, amable y apacible.
Él volverá con su justo juicio, implacable, volverá como conquistador y el que conquista nunca viene en paz, diciendo «por favor» y «permiso», sino pidiendo, reclamando la rendición total:
Tu vida
Tiempo
Posesiones
Futuro..
¡¡Te pedirá todo!! No oro, no plata, sino tu alma…
si no somos enteros de Él… somos nada
¡¡O TODO O NADA!!
(Colaboración de Cristian Sanhueza Bustos)