The Matrix

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Una de mis películas favoritas y que contradictoriamente he visto pocas veces es Matrix, pero a pesar de este pequeño detalle, de seguro recuerdas esa escena fenomenal cuando Neo, el «elegido» está en plena batalla con uno de los agentes, entonces comienza a recibir múltiples balazos, y como el momento de oro, Neo se inclina hacia atrás hasta adoptar una posición horizontal y no recibe absolutamente ningún balazo.
¿Dime si no es una escena maravillosa..?
Ahora bien, ¿por qué he traído a la memoria esa película y ese momento en particular?
Bueno, la explicación requiere que por un momento medites en tu propia vida, y pienses en cuántas veces al igual que Neo has esquivado los verdaderos sentimientos que hay en tu interior..

 

He conocido a muchas personas que en el transcurso de sus vidas en lo único en lo que se han vuelto especialistas es en eludir la realidad, en ocultarse tras un muro, una gran muralla china para que nadie, ni nada logre conocer realmente quién hay detrás de esa fachada.

 

¿Hay algún problema por el que quieres que oremos por ti..? – Sí, mi tía Juanita está enferma
¿Te sientes bien..? Te he visto extraño estos días, ¿puedo ayudarte en algo..? – No, estoy muy bien gracias, pierde cuidado!
¿Has considerado la posibilidad de que el problema no esté en ellos, sino en ti..? – Por supuesto que no, yo he hecho las cosas correctamente. Es que tú no me comprendes..

 

Esas son algunas preguntas comunes, en situaciones comunes, y con respuestas comunes.
Me preocupa pensar en la cantidad de veces en que esquivamos lo que ocurre en nuestro interior, intentando ocultar, fingiendo felicidad, dando respuestas prefabricadas, como si el discurso ya estuviese aprendido.
Vivimos en un mundo de máscaras en donde NO debes ser realmente tú, sino que debes alcanzar las expectativas que el Mundo y el sistema demandan de ti.
«Estaré bien.» «No me pasa nada.» «No tengo ningún problema.» «Soy completamente feliz, así tal como soy.» Son solo frases para no decir: «Realmente necesito ayuda.» «Siento que todas las cosas están perdiendo sentido.» «No me siento satisfecho ni feliz con mi vida.»

 

La Biblia nos cuenta la historia de Nehemías. Él trabajaba para un Rey, era su copero personal así que su sueldo, su posición, su responsabilidad no podrían haber sido mejores. Pero en cierta ocasión escucha lo que sucede con su ciudad, se entera que las murallas están destruidas y el lamento del pueblo llega a su corazón.
Él, a diferencia de lo que comúnmente hacemos, detiene sus quehaceres y responsabilidades, toma un tiempo y comienza una conversación íntima y personal con Dios.
Allí deja de eludir la realidad, deja de esquivar lo que está sucediendo tanto en su vida, como a su alrededor, entonces hace esta sincera declaración:
«..Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluido mi familia y yo, hemos pecado contra ti..» (Nehemías 1: 6)

 

Confesar nuestras faltas delante de Dios, pronunciar con nuestros propios labios: «Te he fallado» «He pecado» «Las cosas no están bien como aparentan..» es un paso necesario para que DIOS haga lo que ÉL QUIERA hacer en nuestras vidas.

 

 

ANTES DE RECONSTRUIR LOS MUROS DE JERUSALÉN, NEHEMÍAS TENÍA QUE ROMPER LOS MUROS DE SU CORAZÓN, PARA QUE LA RECONSTRUCCIÓN COMENZARA PRIMERO EN SU PROPIA VIDA.

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